Septiembre 2018: Acueducto romano, Segovia

El acueducto se construyó en el primer tercio del siglo II d.C. Aunque se desconoce exactamente cuándo se hizo, está aceptado que fue o bien en el periodo final del emperador Trajano (gobernó hasta el año 117), o bien durante el mandato del emperador Adriano (117 – 138), aunque es posible que su construcción continuara durante el gobierno del emperador Antonino Pío (138 – 161).

Los romanos fueron unos ingenieros sobresalientes y utilizaron sus grandes construcciones como instrumento político, ya que un pueblo contento es un pueblo dócil que no tiene deseo de rebelarse.

El acueducto se construyó para llevar a la ciudad el agua del manantial de la Fuenfría, a unos 15 kilómetros del municipio. Lo primero que se hizo fue realizar una presa y a partir de ella se canalizó el agua hasta la ciudad, donde se distribuía entre la población.

Hay una leyenda popular que dice que fue el diablo quien construyó el acueducto en una sola noche, motivo por el que algunos lo conocen como el “Acueducto del diablo”.

El acueducto tiene una longitud de más de 16 kilómetros. Su parte más famosa, la arquería que cruza la ciudad, tiene una longitud de 728 metros de largo y casi 30 metros de alto en su zona más elevada. La pendiente de la canalización es del 1%, esto hace que el agua no vaya demasiado rápido y posibilita el brusco giro que hace antes de entrar en la ciudad.

Desde su origen hasta la ciudad, el agua era decantada y depurada en depósitos que se encontraban varios puntos de su camino. Gracias a esto los habitantes podían disponer de un agua limpia, libre de hojas, arena y otros elementos.

Uno de los elementos más destacables es que en su construcción no se utilizó ningún material para unir las piedras de granito negro de la región, por lo que están puestas unas sobre otras a hueso. En otros acueductos, como en el de los Milagros, Mérida, sí se usó hormigón o argamasa para unir las piedras y los ladrillos. Para no usar ningún tipo de argamasa, los romanos tuvieron que utilizar cimbras para sujetar los arcos durante su construcción, ya que los arcos solo podían sujetarse a sí mismos cuando estaban terminados.

El acueducto de Segovia estuvo en funcionamiento hasta bien entrado el siglo XX.

Aunque hoy no se utiliza para transportar agua y es solo un monumento que hace única a la ciudad, su estado de conservación es tan bueno que sí sería posible utilizarlo para su uso original.

Su mayor enemigo es la contaminación procedente de los vehículos que circulan muy cerca de él, ya que esta puede debilitar las piedras y, en el peor de los casos, hacer que colapse. Aunque en 1992 se prohibió circular entre los arcos, los coches siguen pasando muy cerca de él.

El acueducto es Patrimonio de la Humanidad desde 1985, año en el que se inscribió junto a la ciudad vieja.

Si se quiere aprender más sobre el acueducto de Segovia, se recomienda visitar la web Turismo de Segovia (http://acueducto.turismodesegovia.com/) donde se puede conocer su historia, modo de construcción, trazado, las leyendas que sobre el acueducto se cuentan, pero también se pueden conocer las actividades que se realizan para darlo a conocer.